miércoles, 3 de julio de 2013

Batman y Superman vs el narco mexicano

Lo siguiente es un texto que lei hace mucho en un periódico de la ciudad de Mexico el cual comparto ahora con ustedes, de ante mano  recalco que este texto no es mio.


Cuando el hombre enfrenta algo que considera insuperable o inexplicable tiene la necesidad natural de generar una mitología. Evidentemente, los superhéroes nacen como el resto de los mitos y, parece ser, que estamos en la necesidad de uno.


Superman es la respuesta a la amenaza supernatural del imperio nazi; sólo un extraterrestre indestructible podría luchar contra la “raza suprema”. Batman, fue la réplica al crimen organizado, una presencia que hiciera a los criminales sentir el miedo que sentía la ciudadanía.

La opinión pública parece estar dividida entre un pequeño bando que cree que la guerra contra el narcotráfico va por buen camino y otro mucho mayor que espera con añoranza el día en que se pacte una tregua.
Opinar que la guerra se está ganando es optimistamente ingenuo o ridículamente lambiscón hacia la presidencia. Ya no hace falta leer de los muertos en Juárez y los secuestrados en Nuevo León, una caminata por tu localidad confirmará que el crimen ha proliferado y aunque se sabía que las cosas tenían que empeorar antes de mejorar, la estrategia de esta campaña ha sido abismal. Ciertamente la manzana estaba podrida hasta las entrañas, pero prender incendios por toda la hortaliza no elimina la plaga…

Por el otro lado, esperanzarse de que un posible pacto con facciones de la delincuencia traería paz y progreso es igual de ingenuo y cobarde por demás. Hasta la fecha la gente no entiende porqué Estados Unidos invadió Irak y se entretiene a muerte especulando teorías y condenando su fracaso, pero no ha vuelto a ocurrir un ataque terrorista en suelo estadunidense desde el 11-S. Es una táctica de presencia y constancia, si no se conoce el punto débil del enemigo, golpes al bulto eventualmente lo van a debilitar.

El primer bando llamaría al Planeta buscando a Clark Kent para que viniera a nuestro auxilio, mientras que el segundo seguramente prendería la batiseñal. El Hombre de Acero pelea por sus ideales a la luz del día y sin máscara, incluso extrae sus fuerzas de la luz solar; mientras que Bruno Díaz, busca llevar a los maleantes a la justicia a toda costa, su fuerza viene de su sed de venganza.

No sé a quién le hablaría yo, por un lado estoy convencido que a la semana de la llegada de Kal-El los carteles estarían equipados con granadas de kryptonita y por el otro, el gran dilema en la mitología del Caballero de la Noche es que su aparición sólo lleva al engendro de súpervillanos para contrarrestarlo. Parecería que ni siquiera los superhéroes pueden ayudarnos.

La semana pasada escuché a varios pseudo-intelectuales atacar la decisión de combatir al narcotráfico diciendo que se deben escoger las guerras que se pueden ganar, cuando el proverbio dice que se deben escoger las batallas que se puedan ganar. Las guerras lo escogen a uno, uno sólo decide cómo lucharlas. Superman no derrotó al Tercer Reich, ni Batman a la Mafia; pero Hitler no conquistó el mundo y la Cosa Nostra pereció ante la ley. El único poder del superhéroe es de inspirar, la lucha está en nuestras manos.

escrito por:
Juan María Naveja Diebold